Esto es algo que tendríamos que tener muy claro a la hora de vincularnos.
Esta responsabilidad afectiva o emocional pasa por el simple hecho de reconocer y asumir que nuestros actos y nuestras palabras causan emociones en las personas con las que nos relacionamos. Algo a priori muy obvio pasa desapercibido en muchos vínculos, prestar atención y tomar consciencia d cuando no hay responsabilidad afectiva en el otro puede librarnos de daños mayores.
La comunicación es la base, su sinceridad primordial. Que esta sea honesta es un pilar, pero viene de la mano de estar plenamente conectados a lo que sentimos y a lo que queremos, para no generar un halo de incertidumbre ya denso de por sí.
Atender a los límites que me ponen y que me pongo. No saber poner límites borra cualquier atisbo de responsabilidad emocional. Algo bastante común en muchas personas. Evitar el conflicto genera conflicto, no pone límites nos antepone a un conflicto como mínimo con nosotros mismos. No hay que temer el conflicto ni las conversaciones incómodas.
Aveces se ocultan las emociones y otras por disociación no aparecen claramente, sea cual sea el motivo la no claridad de emociones priva de responsabilidad emocional.
Importante trabajar la empatía y ponernos en los zapatos del otro, ¿cómo me sentiría si recibiera lo que el otro esta recibiendo de mí? En ocasiones nos consideremos empáticos sin realizar este simple ejercicio de manera habitual.
Validar las emociones de la otra persona puede ser difícil pero es fundamental también.
Una relación va más allá de uno mismo, y siempre tenemos que tener en cuenta al otro. Como se va a sentir con nuestras decisiones. Y hacerse cargo de las propias emociones sin culpar al otro es otro pilar básico de la responsabilidad afectiva. ¿Dónde queda el otro tras nuestras decisiones? ¿Tenemos en cuenta sus emociones y como esto le puede afectar? mucha, mucha empatía es el ingrediente, de nuevo aquí.
En una relación me debo cuidar, me debo dejar cuidar y debo cuidar al otro. Esta mesa tiene esta 3 patas , sin una de ellas cojea.
Las intenciones y expectativas a corto, medio y largo plazo deben ser compartidas y clarificadas, jugar sin poner todas las cartas sobre la mesa puede generar malos entendidos y mucho sufrimiento. Asumir estas si la otra persona no está en dichos planos no es que sea solo coherente si no de sentido común.
El fluir o dejarse llevar implica nula responsabilidad afectiva, pues nos evade de hacernos cargo de que puede suceder en el otro. Esto se agrava si se fluye teniendo claro que es lo que va acabar sucediendo después. Cual va a ser mi decisión esta relación, cuando pasen ciertas cosas en mi vida o se desbloqueen otras, por ejemplo.
El acompañamiento en base a nuestras propias emociones y las del otro no se puede eludir bajo ningún concepto. para acabar en una relación abusiva, manipuladora o egoísta.