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¿REALMENTE NO TE NECESITO?
Mucho se postula ante la no necesidad del otro, en una relación. En qué esto genera dependencia, que uno debe ser feliz por si mismo no necesita al otro para nada pero aún así elegirlo para todo.
Yo difiero un poco de esta máxima, y me gusta matizalar, sacarle punta y brillo. Y no me gusta la palabra necesidad, dibuja carencia. Me incómoda la dependencia emocional y los apegos, tantas veces los he experimentando… Y anhelo esa independencia y libertad.
Pero admito que creo en un mundo de interdependencia donde todos dependemos de todos.
Admito que sin ti soy feliz, pero si tú estás a mi ladito aún puedo acariciar más de cerca el estado de Ananda.
Admito que te necesito para todo aquello que me tienes que enseñar en el camino, todo eso que me mostrarás para mi propio crecimiento, y el tuyo propio.
Admito que te necesito para que me reflejes todo aquello que no veo en mí.
Admito que te necesito para que me crees desafíos, los cuales me hagan tomar más consciencia de mi propia realidad.
Admito que te necesito para que me toques estas teclas que activan el resorte de viejas heridas aún por cicatrizar, reacciones emocionales aprendidas que necesitan de alguien que las active si las quiero cambiar o sanar.
Admito que te necesito para crear una nueva vida.
Admito la necesidad de necesitarte, para algunas cosas, para algunos menesteres…
Porque sigo enarbolando la bandera de la interdependencia.
Porque sin el otro no somos nada ni nadie, simplemente porque no existe el otro.
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