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NUESTRO EGO INTENTA ALMOLDAR A LA PAREJA.
Tenemos la tendencia natural de buscar algo que sea exactamente igual a nosotros. O por lo menos que se asemeje lo más posible.
Es por ello que buscamos a alguien que piense como nosotros, que practique yoga y meditación etc.
En la fase de enamoramiento todo es perfecto e idílico compartiendo tantas cosas.
Pero el tiempo empieza a reflejar las diferencias, lo que nos separa.
Comienza ahí, el intento fallido de intentar cambiar al otro para convertirlo en un calco nuestro.
Cuanto más coincidencias al principio más auguramos un futuro ideal.
Lejos de caer en esa trampa debemos ser conscientes de lo que hay detrás de esto y no cerrar las puertas sistemáticamente a alguien que en un principio poco se acopla a nuestros principios, creencias, formas de ver la vida, hábitos, hobbies…
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