La ternura es lo que nos hace poderosos.
El hombre duro es pura pose. Sólo capas de cebolla que envuelven inseguridades y traumas. Vulnerabilidad camuflada. Miedo a ser.
En la ternura del hombre yace el verdadero poder. Sin miedo a ser, ni a sentir, ni a demostrar.
Esa falsa dureza hace insensible, te desconecta. Te ahoga por dentro, con tal de aparentar ser duro como una roca.
Sin embargo la pluma es liviana, y con su tacto acaricia…ahí su ternura.
El lado más humano al descubierto. Sin tapujos ni guion. La ternura es un pro a la vida, e ir de duro un engaño autoimpuesto que no favorece a nadie y asfixia al amor.