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A menudo, la enfermedad se presenta en nuestras vidas como una auténtica bendición. Lo cual, en pleno proceso es difícil de poder contemplar, ya que el dolor y el sufrimiento lo empapan todo.
Aún así, cuando hemos superado el proceso (en ocasiones aún inmersos en él) desde la distancia podemos observar desde otro prisma; otro análisis de lo que conlleva.
El acercarnos a la muerte, al ver a esta de cara…nos transforma, nos hace ver la vida de otra manera. Conectar con la gratitud, exprimir el momento presente….sabedores de que el tiempo en este cuerpo físico es limitado…que la vida dentro de él tiene fecha de caducidad.
La enfermedad suele ser una experiencia dolorosa, que nos enfrenta a miedos, apegos… un dolor inherente que la mente se encarga de darle matices de sufrimiento. Sentir el abandono, a veces el rechazo, la incomprensión…el conectar con el sufrimiento ajeno ( sobretodo de aquellos que nos aman) son otras de sus lecciones. Además puede hacer que integremos esa aceptación, que nos aleja del sufrimiento y del conflicto interno de quien no asume la realidad y trata de evadirse de ella mentalmente. Experimentar esa aceptación puede suponer una gran liberación.
Y no hace falta que la enfermedad traiga halo de muerte. Hay procesos en los que uno temporalmente pierde la autonomía, las riendas de la vida. Momentos en los que la enfermedad te puede dejar sin trabajo, sentir el abandono de quienes pesabas que eran amigos, puedes perder una relación…te puede hacer empezar de cero. Y a veces esa es la bendición. Te puede llevar a tu lugar correcto, desviándote de anhelos, sueños, metas… que no estaban marcadas en tu plan de vida.
En otras ocasiones te hace despertar, a tu mundo interior…a darle otro matiz a la búsqueda. A sintetizar lo realmente importante y valioso… a conectar contigo mismo, con tu propio gurú interno.
A veces la enfermedad es una segunda oportunidad, una tercera, una cuarta…algo que nos recuerda la importancia de luchar día a día, de valorar todo lo obtenido, todo lo que nos regala la vida.
Una experiencia que lejos del juicio de buena o mala, nos puede acercar a lo esencial, nos puede enseñar a ver y experimentar la vida de otra manera… desde el presente y la gratitud.
Vicente Saus
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