ACEPTAR NO ES RESIGNARSE
Para algunas personas, “rendirse” puede tener connotaciones negativas: derrota, abandono, fracaso ante los retos de la vida, volverse letárgico, etc. Sin embargo, la verdadera rendición no tiene nada que ver con eso. No significa que tolerar pasivamente cualquier situación en la que estés y no hacer nada al respecto. Ni tampoco significa dejar de planificar cosas o de realizar acciones positivas. Rendirse es la simple pero profunda sabiduría de ceder, en lugar de oponerse al flujo de la vida. El único lugar en el que puedes experimentar el flujo de la vida es el Ahora.
Así que rendirse es aceptar el momento presente de manera incondicional y sin reservas. Es decir, renunciar a lo que interiormente se resiste a lo que es.
La rendición es un fenómeno puramente interior. Esto no significa que no puedas intervenir en lo exterior o cambiar la situación.
De hecho, no es la situación en general lo que debes aceptar cuando te rindes, sino el pequeño segmento llamado “el ahora”.
No necesitas aceptar una situación indeseable o desagradable, ni tampoco mentirte a ti mismo y decir que todo está bien.
No.
Reconoces totalmente que quieres salir de esta situación y limitas tu atención al momento presente, sin etiquetarlo mentalmente.
Aceptar lo que hay no es resignarse. Es dejar de esperar a que sea diferente.