A menudo nos obcecamos en ir tras la abundancia. Dígase abundancia en todos los planos no solamente en el plano económico. Mil talleres, mil rituales, velas, cursos y un largo etcétera.
Llega un momento, que debido a todos estos esfuerzos, o simplemente por cosas de la vida, llega esta abundancia en todos los niveles. Pero conforme llega un día por arte de magia desaparece. Durante ese corto lapsus de tiempo, a mí, por lo menos (que soy el que hace esta reflexión) se me pasa por la cabeza ese absurdo decreto grabado de … ¿soy merecedor de todo esto? ¿Puedo tenerlo todo en la vida? ¿Es un agravio comparativo para los que viven en carencia? Total que por unas cosas u otras, me doy cuenta de que no soy digno merecedor de esta abundancia. Ya sea por programa en el inconsciente, por patrones educacionales, valores familiares, etc.