El chamanismo es una de las formas más antiguas de espiritualidad que existen hoy en día.

Sus inicios se anclan a un pasado muy remoto, de miles de años. Precede a cualquier religión organizada. Antropólogos han descubierto que chamanes de culturas muy alejadas y separadas geográficamente por miles de kilómetros, sin saber de su existencia unos de otros, habían desarrollado técnicas de sanación, rituales y ceremonias prácticamente idénticos.

Los chamanes para sanar invocan fuerzas esenciales de la naturaleza, animales, elementos…equilibran las energías con la vibración del tambor, cantos, maracas, hacen limpiezas de entidades dañinas.

Es algo ancestral, el chamanismos fue desarrollado por personas conectadas a entidades superiores, si no como se podría explicar la verdadera similitud en la técnica chamana en culturas tan alejadas y sin conexión directa entre ambas.

El chamanismo indígena nos enseña que la naturaleza puede equilibrar, revitalizar y cambiar la consciencia. Existen muchas formas de acceder a la realidad alternativa, y una de ellas consiste en realizar un viaje chamánico. Si nos relajamos, cerramos los ojos, mantenemos una respiración profunda y pausada a la vez que escuchamos un  sonido rítmico, podemos inducir un ligero estado de trance. Es algo parecido al estado hipnogógico en el que aparecen ante el ojo de la mente justo antes de dormirnos, sólo que en le trance no estamos dormirnos y nos encontramos plenamente conscientes

Los chamanes piensan que todo lo que contiene nuestro mundo se origina en un plano espiritual de energía al que se puede acceder para obtener curación y cambio.

Un accidente, una enfermedad prolongada, un episodio cercano a la muerte, o incluso breves periodos de locura pueden catalizar una llamada al chamanismo.

Los sanadores chamánicos ya no están restringidos a poblados nativos indígenas, los chamanes anglosajones enseñan a los occidentales a cómo aplicar puntos de vista ancestrales para ayudar a resolver dilemas actuales.